Concurso de acreedores: ¿qué ocurre con los trabajadores?

Las empresas, dentro de sus facultades económicas, tienen el derecho a realizar inversiones y acceder a créditos, con tal de que el dinero invertido en algún momento se pueda recobrar. Sin embargo, en ocasiones los malos negocios o una situación fuera del control de nadie puede resultar en una situación deficiente no solo para los inversionistas, sino que también para los trabajadores. Por suerte existe el Derecho concursal, también conocido como concurso de acreedores, con el cual no solo se intenta salvar a la empresa, sino que también proteger a sus trabajadores, pero, ¿en qué lugar quedan los trabajadores cuando se inicia un concurso de acreedores?

¿Qué ocurre con los trabajadores durante un concurso de acreedores?

Si bien las responsabilidades pueden haberlas tenido los administrativos, son los trabajadores de planta los que muchas veces sufren primero las consecuencias. Cuando una empresa de cualquier tipo se ve en apuros económicos y buscan cancelar deudas a través del concurso de acreedores, comienzan generalmente reestructurando los puestos y cargos de la empresa. Ahora bien, el despido y el comienzo del concurso de acreedores son dos procesos independientes, vale decir, que la empresa no puede despedir a los trabajadores en cuanto comience el proceso del concurso. Estos deben recibir primero su carta de notificación.
En cualquier caso, donde el o los trabajadores no hayan sido despedidos, estos deberán seguir presentándose en sus puestos y recibir el salario que les corresponde. Sin descontar de aquello, los despidos que se pudieran producir dependerá de si la empresa continúa desarrollando su actividad o no, y de las circunstancias económicas de la misma una vez iniciado el proceso del concurso.
Los despidos individuales o colectivos, además, no son la única manera en la que la empresa puede reducir sus gastos, hay que recordar que cuando solicitan participar del concurso de acreedores, significa que se encuentran en una situación de insolvencia actual o insolvencia inminente. Otras alternativas son los traslados colectivos, se pueden modificar las condiciones de dichos trabajos, como por ejemplo en la jornada laboral o las funciones que se desempeñan o que se produzcan suspensiones de los contratos, al menos hasta que la empresa pueda resolver sus problemas financieros.
Si la empresa ya no desarrolla su actividad y de haberse producido una suspensión de contratos, es el administrador consursal quien debe encargarse de notificar lo que ocurrirá con los trabajadores, dando inicio a un proceso independiente correspondiente al despido colectivo. Este proceso de despido ocurrirá tarde o temprano, lo que no impide que los trabajadores en sus facultades puedan hacer las reclamaciones individuales o colectivas a las que tienen derecho.
Cuando las empresas tienen problemas económicos y declaran su insolvencia para comenzar un concurso de acreedores, lo mejor que pueden realizar los empleados de manera individual o colectiva, es buscar asesoría con abogados especialistas en concurso de acreedores. Estos se encargarán de supervisar que las etapas del proceso del concurso se estén llevando a cabo de la mejor manera posible, y que además los trabajadores no serán vulnerados en sus derechos.